Andy Freire, otro fiasco “templario”. Por Ariel Corbat
Antes de ser funcionario, Andy Freire,
predicaba cosas como esta: “Para que un proceso emprendedor sea exitoso
son indispensables el capital, la idea y, sobre todo, un emprendedor
capaz de impulsar su proyecto”.
El concepto mismo de “emprender” está asociado al capitalismo, la
libre competencia, reglas claras de sentido común y la necesaria
ambición personal de quien aspira a valerse por sí mismo. Eso mismo que
se conoce como “el sueño americano” y que también debería ser “el sueño
argentino”.
Algunas personas que logran desenvolverse muy bien en el sector
privado diluyen su potencial cuando pasan a ocupar funciones de
gobierno. El PRO, desde el personalismo fundante en torno a Mauricio
Macri, tiene una marcada tendencia a creer que quien supo desenvolverse
en el sector privado lo hará igualmente bien en el Estado, y así fue
como en la Ciudad de Buenos Aires el Licenciado en Economía Andrés
Freire se convirtió el 10 de Diciembre de 2015 en Ministro de
Modernización, Innovación y Tecnología del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires.
Al respecto vale destacar la labor realizada por el Dr. Pablo Barthe,
quien siguiendo en el Boletín Oficial la publicación de gastos que
estando a la vista de todos no eran vistos por nadie, generó a través de
los “Abdón papers” subidos a su cuenta de Twitter, una incipiente
conciencia sobre lo que el Estado, lejos de modernizarse, derrocha. Eso
sí, a lo bestia, con pomposidad de nombres y sin sentido de culpa alguna
por dilapidar el esfuerzo de los contribuyentes porteños.
Freire nunca tuvo muy claro qué era lo que de verdad tenía que hacer
en el Estado, ya que siendo Ministro y desconociendo por completo el
funcionamiento de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), iba a
programas de televisión para recomendar a la gente que “emprendiera” en
actividades como la gastronomía, pero de formas irregulares que, dada la
legislación vigente, sí o sí debían terminar en clausura. Su rol, para
cumplir con la modernización del Estado, alivianar la carga de los
contribuyentes, favorecer los emprendimientos y evitar frustración en
los emprendedores, era hacer el trabajo duro de simplificar trámites
reduciendo los requisitos y controles al mínimo necesario.
La
idea del “control mínimo necesario” es sentido común, pero en Argentina
suena a liberalismo revolucionario; implica salir del reglamentarismo
extremo de un Estado que por “cuidarnos” hasta nos esconde el salero en
el restaurante, para empezar a vivir en una sociedad de adultos
responsables.
En las últimas elecciones Freire fue electo legislador porteño. Un
premio a la incapacidad amarilla, para otro socio de Eugenio Burzaco y
Patricio Furlong en Seguridad Integral Templar SA, donde se desempeñó
como Director Titular.
El ahora legislador Freire, demostrando que sigue sin tener la menor
idea de las imposibilidades reglamentarias de la Ciudad cuya Legislatura
integra, cruzó sin darse cuenta la barrera del ridículo al afimar en un
video subido a Twitter que se puede hacer plata alquilando aquello que
no se usa en vacaciones, y en el colmo de su delirio sugiere alquilar el
jardín como camping…
Freire es un buen ejemplo de tipos que llegando al Estado desde el
ámbito privado se la creen hasta idiotizarse. El concepto de “servidor
público” les queda grande a los socios de la incapacidad amarilla,
porque implica anteponer el sentido del deber a la propia conveniencia,
privilegiar el honor sobre la ganancia y entender la austeridad como
forma de valorar el esfuerzo del contribuyente. Servir al Estado es
servir a valores que no tienen ningún sentido sin honrar con eficiencia a
quienes pagan impuestos generando riqueza.
Quien mejor supo expresó la indignación por la inadmisible perdida de
conexión con la realidad en que navega Andy Freire, fue Gustavo
Lazzari, al calificar sus “consejos” como “falta de respeto”.
Uno de los tuits publicados por Gustavo “Lacha” Lazzari |
En efecto, semejante ignorancia sobre la
maraña normativa que acorrala a los emprendedores reales, es una
grosera y total falta de respeto. Los consejos de Freire son como los de
Nicolás Maduro, consolidan la miseria material desde la miseria
intelectual. La propuesta de convertir el espacio de un jardín en
camping, bien podría ser la solución de algún funcionario chavista a la
crisis habitacional, del mismo modo que la cría de conejos en balcones
soluciona el hambre y el reciclado de tampones combate al imperialismo
en la Revolución Bolivariana.
Si Andrés Freire tuviera una pizca de autocrítica renunciaría de
inmediato, alejándose del Estado para siempre. Ha evidenciado ser
incapaz y ajeno a la realidad. Pero, viendo con quienes Andy anda, es
difícil que no se aferre a su cargo para volcar en nuevas leyes sus geniales ideas.
https://plumaderecha.blogspot.com.ar/
En efecto, semejante ignorancia sobre la
maraña normativa que acorrala a los emprendedores reales, es una
grosera y total falta de respeto. Los consejos de Freire son como los de
Nicolás Maduro, consolidan la miseria material desde la miseria
intelectual. La propuesta de convertir el espacio de un jardín en
camping, bien podría ser la solución de algún funcionario chavista a la
crisis habitacional, del mismo modo que la cría de conejos en balcones
soluciona el hambre y el reciclado de tampones combate al imperialismo
en la Revolución Bolivariana.
Si Andrés Freire tuviera una pizca de autocrítica renunciaría de
inmediato, alejándose del Estado para siempre. Ha evidenciado ser
incapaz y ajeno a la realidad. Pero, viendo con quienes Andy anda, es
difícil que no se aferre a su cargo para volcar en nuevas leyes sus geniales ideas.
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