miércoles, 21 de marzo de 2018

CABILDO Nº26 Diciembre 2003- M.P.L.H.-ENTRE PIQUETES NATIVOS Y EXTRANJEROS VORACES

Publicado por Revista Cabildo Nº 26
Mes de Diciembre de 2002-3era Época
CABILDO Nº26
MIRANDO PASAR LOS HECHOS
por Víctor Eduardo ORDÓÑEZ
ENTRE PIQUETES NATIVOS Y EXTRANJEROS VORACES
 
 
 PARA ELISA
 
ELISA Garrió se distanció de los socialistas después que estos se alejaron de ella cuando empezaron a sospechar, encuesta en mano, que la briosa diputada había entrado en una caída sin retorno. Rápida en sus cálculos procuró sacar ventaja de esa fractura y hacer como que fue ella la que rompió la alianza con su entrañable amigo Bravo y que lo hizo ¡por una cuestión de principios! Tanta ficción mueve a risa ya que invocó un proyecto de legalización del aborto presentado por un ex correligionario puesto que esta buena mujer, religiosa hasta el misticismo público y aparatoso, es, como se declaró, autora de la ya aprobada ley de paternidad responsable que en su principal parte dispositiva, incluye la distribución gratuita de elementos abortistas. Es pasarse de lista o de... Esta claro que, perdida la izquierda, busca ahora el voto de los católicos; encontrará, quizá, el de los indiferentes o distraídos, pero los memoriosos no deben caer en la trampa. A estos falsarios hay que darles su merecido, aunque sea en las urnas, que tanto les importa.
COTO AL COTÍ
Una vez que Chacho Alvárez dijo la verdad, calificando con duros pero exactos epítetos al díscolo discípulo práctico en la Argentina de Gramsci -el Cotí Nosiglia-un juez lo obliga a rectificarse; lo hizo en un lenguaje oscuro, propio de la terminología leguleya, del que se desprende que lo que dijo no lo dijo aunque lo dijera y que quiso decir algo distinto: y que, en todo caso, está arrepentido. La travesura solo le costó el importe de la solicitada en la cual queda a salvo el dudoso honor de Nosiglia, el mismo que pensó La Tablada.

TRAVESURAS REFORMISTAS
Los jóvenes izquierdistas, un poco aburridos de no tener que ser o hacer de víctimas, decidieron lo que es propio y habitual en ellos: actuar de victimarios. Pero por el momento no tienen a quien escrachar ni denunciar. Se cansaron también de hacerse trampas en las aburridas elecciones de sus centros y de robarse mutuamento los dineros estudiantiles, de modo que se vieron obligados a encontrar una buena razón para enojarse. No tenían ninguna fuera de las que afligen a la población en general y decidieron, entonces, actualizar dramáticamente los inconvenientes que sufren todas las facultades de la Universidad de Buenos Aires. Para ello tomaron con violencia y espectacularidad el rectorado, manteniéndolo ocupado por mas de treinta días ante la vista y paciencia de las autorirades y el apoyo y complacencia de sus correligionarios izquierdistas. Todos -el rector y los decanos, los estudiantes y los activistas que actúan en su nombre- cayeron en una antigua confusión que afecta a los universitarios argentinos dése y los decanos, los estudiantes y los activistas que actúan en su nombre-cayeron en una antigua confusión que afectan a los universitarios argentinos desde 1918: la universidad es autónoma y, de hecho, es soberana. Esto quiere decir que ella se encuentra al margen y por encima de las leyes que obligan al resto de la sociedad de manera que pueden cometer desmanes de cualquier tipo -siempre habrá una mística revolucionaria que explique y legalice tan simpáticos atropellos- y, como en el caso, delitos comunes sin que nadie se vea autorizado a ponerles coto y castigarlos. Y no solo porque los funcionarios encargados de reprimir y los jueces encargados de sancionar provengan en su mayoría de la matriz reformista y teman incurrir en contradicción con los principios de su juventud sino porque en la Argentina desde hace años se viene practicando una cultura de la impunidad; claro, una impunidad selectiva que beneficia alegremente a unos (a los delincuentes armados de La Tablada, por ejemplo, y a estos muchachos pertinaces que se instalaron en las oficinas de Jaime Echeverry: ¿se lo habrían hecho al interminable Shuberoff?) y se les niega a otros (los represores de la subversión) mas allá de cualquier sentido de la equidad y de la racionalidad jurídica. Lo cierto es que nadie se atreve a sacar a estos grandulones dedicados a no estudiar ni a trabajar por el tiempo que les dure la jarana. Probablemente y a imitación de sus ya lejanos predecesores del mayo francés, cultiven también la placentera disciplina del amor físico (que es el único que conocen, pobladores de la posmodernidad) de modo que ellos podrán igualmente escribir con idéntica lujuriosa letra que sus antepasados: "aquí se hizo el amor". Mientras tanto esta perversa y estúpida algazara se prolongó sin que nadie se decidiera "a terminarla de una vez y por la única vía legal, la policial. No sólo se pondría orden y se haría justicia -interrumpiendo la comisión repetida y continuada de los mismos delitos- sino que se acabaría con la dogmática del 18 que, en definitiva, no hace más que alejar a la sociedad como un espacio de privilegio de la sociedad que es la que paga. Al final los usurpadores -muchachos bochincheros que solo buscaban un lugar en la TV y arrimar su granito de arena al desorden general-se retiraron sin que sus reclamos fueran atendidos. Cabe la sospecha, entonces, si no lo sabían desde el comienzo y también preguntarse qué de convencidos estaban de la legítimas peticiones ¿Travesuras, simples travesuras?

EL GATO Y EL RATÓN
El Fondo es, como lo es siempre el capitalismo anglosajón, implacable y muerde hasta donde sea necesario, hasta quedarse con el cadáver de su víctima. Crueldad tanto más salvaje si tiene enfrente a un gobierno no solo quebrado sino débil, como es el de Duhalde. Por eso las negociaciones que se vienen llevando a cabo desde hace tanto tiempo -digamos, desde los días de Cavallo- son interminables, exasperantes y humillantes. Es evidente que tanta demora, tanta severidad -nunca aplicada antes a ningún deudor-, tanta disconformidad, un lenguaje inusualmente grosero en boca de sus temidos (y casi míticos) directivos, las amenazas públicas que estos se permiten contra la Argentina -en una suerte de juego del gato con el ratón-, la misma táctica de aumentar las exigencias cada vez que se da un paso adelante, en fin todo eso y mucho más constituyen una política para impedir que nuestro país crezca o siquiera se estabilice. Se dejó oír con toda oportunidad la voz de Mons. Miras, el nuevo presidente de la Asamblea Episcopal, advirtiendo que no se debe perder independencia por el eventual acuerdo que se pueda alcanzar antes de fin de año, si es que la cosa es tan inminente como se dice. En efecto, para seguir siendo una nación no se puede permutar soberanía por crecimiento; es algo tan elemental y primordial que no se justificaría su recuerdo sino fuera por la honda crisis económica y metafísica que se está atravesando: nuestros dirigentes -de fuera y de dentro del poder- son capaces de todo por lo mismo que no son capaces de nada. Esto no es palabrerío; el gobierno finalmente cedió y no solo por presión del Fondo mismo sino por la acción de sus agentes locales. Una sugestiva corrida hacia el dólar obligó al Banco Central a gastar, después de bastante tiempo de no tener necesidad de hacerlo, varios millones de sus reservas y no se suponga que fueron esos espasmódicos movimientos del meecado sino una maniobra coordinada que se produjo a los pocos días de haberse negado la Argentina -con excelente criterio-a pagar una deuda con el BM con fondos precisamente de esa reserva lo que, de repetirse hubiere significado el retorno a la inflación (riesgo que, de cualquier modo, no está lejos). Fue una forma de castigar al deudor que se niega al suicidio o a la muerte lenta. Y se utilizaron los títeres habituales. Un Menem que, contra todo ridículo, insiste en adoptar poses de estadista, informó que "sus contactos" en Washington le hicieron saber que no habrá solución mientras en el país no haya un gobierno confiable (que en su universo de picaresca sería el suyo); en tanto otro lenguaraz ad hoc -el presidente de la Cámara de Anunciantes- insistió en que "hay que honrar los compromisos" con lo que resuelve o pretende resolver la cuestión de fondo sin entrar a considerar los problemas de fondo como si la deuda es justa y legítima, hasta dónde lo es, si se puede pagar, si no se creó una estructura de dependencia que se alimenta a sí misma hasta el infinito, si no hay alternativas como esperar el tratamiento que el FMI le dará al próximo gobierno de Lula en Brasil, si no se puede adoptar una postura más dura y digna frente a tan egoístas y desaprensivos acreedores cuyo deseo íntimo pero cada vez mas notorio es la desarticulación argentina... Pero, claro, un gobierno como el actual (y los anteriores y con seguridad los posteriores) que apuestan todo a un arreglo con el Fondo (que es tanto el personero de los acreedores como de los inversionistas que ya arrancaron en el paquete de medidas impuestas, el aumento de las tarifas públicas) quedó, de hecho, en sus manos o, en realidad, en sus garras: cortó su propia libertad.
Quiza lo más admirable y tenebroso sea que el gobierno central se convirtió en operador del Fondo ante y sobre las provincias a las que les reclama un ajuste, sin duda necesario porque sus respectivos erarios son básicamente el botín de sus clientelas electorales. Pero estos recortes deberían provenir de la propia sensatez de los gobernadores, virtud que les es opuesta casi por naturaleza. Por el momento el Fondo -que dedica buena parte de sus esfuerzos a destruir los restos del Estado de derecho reclamando, por ejemplo, una sentencia de la Corte para terminar con el "goteo" de los ahorros de la gente- se muestra intrasigente hasta lo inverosímil y aparece decidido a actuar en todos los frentes desde el discreto de sus oficinas donde recibe a temblorosos funcionarios argentinos hasta el mediático donde utiliza a los "expertos" nativos para atemorizar a la población, facilitar la llegada de un presidente más maleable (caso concreto el de Menem que ha hecho de su servidumbre una ideología y un programa que tiene la desfachatez de proponer) y para aventar las postreras brisnas de resistencia de la actual desvaída gestión.

LAS GRACIAS DEL MERCADO
Para acompañar sus reclamos de aumento de tarifas -que el gobierno se muestra dubitativo en otorgar más por cálculo electoral que por proecupación por el bien común- las concesionarias del servicio de electricidad organizaron para el domigo 24 de noviembre un mega apagón que dejó a medio país sin luz, incluyendo la Capital Federal y sus alrededores. En varios millones de frustrados usuarios comprendieron, en el caluroso día de la temporada, que esos incrementos deben ser otorgados si es que quieren evitar un nuevo y más grave trastorno como ya lo tienen prometido para más adelante (de hecho, este pequeño e incomodo desastre venía anunciado desde que las empresas privatizadas y extranjeras solicitaron los tales aumentos). Como forma de extorsionar, más a la sociedad que se resiste que al gobierno que prefiere negociar, no estuvo mal para sus intereses aunque sea canallesco en sí. Tan compulsivo método de convicción será (ya lo fue) acompañado por la presión de las correspondientes embajadas que son órgano y respaldo de esas empresas beneficiadas por Menem y sus compinches. Claro, un país que ha entregado la explotación de sus servicios públicos a empresarios extranjeros y ha declinado de la jurisdicción de sus tribunales para resolver los eventuales conflictos que pudieran surgir, no tiene mucho que hacer ni que decir ante atropellos de esta índole. Tanto menos si se trata de un Estado como el actual, quebrado y quebradizo, manejado por un elenco de personajes que prefieren desgastar sus energías, que son muchas y sus talentos, que son pocos, en disputarse el poder venidero (no se sabe aún la fecha) y que no sabe sino ceder. Quede como saldo positivo del incidente -cuyas consecuencias pueden ser más severas en la próxima ocasión- que los operadores del beatífico mercado (o sea, los mercaderes) recurren a cualquier procedimiento que les resulte útil: ellos están al servicio de sus intereses y no de la nación a la que no pertenecen ni de la gente que no les importa. En definitiva, se trata de una sociedad que ha quedado rehén de un grupo de empresarios y que tendrá que sufrir las consecuencias de ese acto de bandolerismo.

ESPANTOSO ARSENAL
Un poco insólitamente círculos militares de Washington dieron a conocer por intermedio de comu-nicadores siempre bien dispuestos, las características del espantoso arsenal que vienen mejorando y acumulando desde hace tiempo, sumamente más nocivo y destructor que el utilizado en su última aventura bélica en el Golfo de Persia. Para los amantes de Hollywood y los admiradores de Disney (al fin y al cabo, tal vez no haya tanta distancia a los efectos mediáticos entre estas empresas, la Casa Blanca y el Pentágono ya que son todas patas de la misma imagen) la novedad pudo haber servido para aumentar su candido asombro ante el poder más grande y más salvaje de la historia. Otros más cautos pudieron haber pensa¬do que semejante despliegue-''-no se puede saber en el caso dónde termina la realidad y empieza la fanfarronería- está dirigido para asustar a Irak mediante una ma-niobra sobre su frente interno, esdecir asustar a sus soldados y ciudadanos. Mensaje que asimismo podría estar dirigido contra los otros países árabes, aliados inconfesos de Sadam Husseim o aliados reticentes de Estados Unidos. Pero si se aguza un poco la vista se podría comprobar que también la formidable exposición -sugestivamente rica en detalles que deberían permanecer secretos hasta la hora de su utilización- fue diseñada para conmover a los estados mayores de los eventuales futuros enemigos (para el Imperio, todo país, cualquiera fuera su poderío y su cercanía sentimental o ideológica, es enemigo mientras no se lo conquiste o doblegue) como los países de la OTAN y, especialmente, China. Mensaje múltiple, advertencia multilateral que cada uno interprete como quiera y pueda esta nueva demostración de fuerza que, sin duda, habrá en-cantado al pueblo norteamericano, tan infantil y sojuzgado .

ARREGLOS DE COMPINCHES
Los piqueteros siguen acumulando victorias, pequeñas pero significativas. Y sobre todo, prometedoras. Cuando se propusieron invadir desde el sur nuevamente la Capital Federal el día 26 de noviembre lo hicieron con su parafernalia habitual aunque, esta vez, con su connatural gusto por el destrozo y la rapiña, contenido. Es que habían pactado con el propio gobierno de la nación que ingresarían sin ser molestados a condición de no incurrir en tropelías mayores; en tanto el de la ciudad de Buenos Aires les había otorgado un plácet para hacerlo, autorización que incluía acampar ensuciar y arruinar) la Plaza de Mayo que de esta manera no es más el escenario de las algazaras populares sino su víctima y su botín. Arreglos de compinches.
Más allá de esta nueva prueba de fqerza de estos revoltosos, prototerroristas del siglo XXI, surge el doble significado del episodio. Por un lado la descomposición, que bordea la extinción y la autonegación, de un Estado en el que las decisiones de los jueces son abiertamente violadas por el poder político ya que el acuerdo a que llego el ministro del interior Matzkin con los representantes de la multitud amenazante y vociferante instalada en el puente Avellaneda, ignoró por completo la disposición de la doctora Servini de Cubría prohibiendo el acceso de estos malevos sin que fueran revisados para comprobar si llevaban armas, elementos habituales en sus protestas. Por otro lado la realidad es que ese gobierno que incumple las órdenes de los jueces, se rindió casi sin condiciones ante los dirigentes de estas turbas que paralizan al país y mortifican a sus ciudadanos cada vez qué ponen. Es cierto que un gobierno de transición y de suyo, naturalmente débil y  qu carece de fuerza, de conseso y de legitimidad y que se encúentra acosado por el ansia de que se vaya cuanto antes aun a conciencia que no se sabe lo que vendrá y con la sospecha de que será igual o peor. Pero estas muestras de endeblez estructural no hacen sino abrir o reabrir el camino para que unos forajidos en franca actitud de rebeldía -anunciadora, por supueto, de una violencia mayor y m sostenida- se encolumnen sin encontrar resistencia hacia el corazón de una nación que no da síntomas de querer seguir siéndolo agobiada por sus problemas y si dirigencias.

VENDO o PERMUTO POLÍTICO
El trueque entre los políticos e a pesar de lo escandaloso, público y notorio: nadie se recata de que lo vean mercando sus intereses en innoble permuta. Los políticos vienen retrasando sin escrúpulos mayores la sanción de la ley que posterga la ejecución de créditos hipotecarios impagos (50.000 victimas de una devaluación salvaje hasta tanto no se redacte un cronograma electoral aceptable para sus apetitos. Semejante egoísmo rayano en el autismo mas patologico, define y desnuda a la casi partidocrática que se mueve bajo la única ley que conoce: todo lo que es común y superior tiene qu quedar a su servicio.

REFLEJOS
Los Duhalde no son lerdos para acomodarse a las circunstancias. Asi como el marido supo moverse para desalojar a Rodríguez Saa y en un procedimiento casi clandestino se alzó con el gobierno y es hoy nuestro presidente, la señora -dejada atrás su experiencia manzanera- se colocó al frente de una movida, brutalmente llamada "Operación Rescate", para achicar el hambre de los tucumanos a los que venían descuidando al igual que al resto de los argentinos pobres. Todo nos lleva a sospechar que se está ante una mera maniobra demagógica donde preocupa más la imagen que se transmite que las necesidades fisiológicas que se satisfacen.

AGENDA
Solo en un país anarquizado como la Argentina democrática inaugurada en 1983 se pueden organizar los desórdenes con tanta prolijidad y anuncio previo como lo hacen los piqueteros. Con el apoyo de Menem y la paciencia de Duhalde, ambos empeñados -cada uno a su modo y atendiendo a sus opuestos intereses- en diluir el poder del Estado. En efecto, mientras aquél lo marginó para que se instalara y ampliara el Merecido, éste lo congeló al diluir su capacidad de represión y deja actuar libremente a las fuerzas piqueteras así como el ex presidente permitió la libertad destructora de las energías financieras. El hecho es que ahora se cuenta con un cronograma de interferencias, ocupaciones -menos multitudinarias de lo que quiere hacer creer- y molestias varias admitidas por el gobierno más desvaído que se pueda tener. Se sabe que tales fechas se tomarán tales instalaciones y se interrumpirán tales rutas y cuales calles y hasta los saqueos son anunciados con antelación como para crear el clima bélico y dramático que estos prototerroristas necesitan para empezar a representar sus roles de víctimas; y que para eso se contará con la protección policial. Lo que no deja de ser un fastidio para los organizadores por lo dicho: no habrá mártires entre los robustos y disciplinados hambrientos que están dispuestos a tomar por asalto los supermercados, las armerías, las sastrerías y los comercios de sofisticados artículos del hogar. Todo es tan burdo como absurdo, tan hipócrita como delirante. Menem apuesta al desorden en la esperanza de que una sociedad harta lo llame para que vuelva a poner la paridad que para ciertos burgueses es el símbolo de la seguri-dad y la prosperidad; y Duhalde opta por la resistencia pasiva temeroso de ser calificado de represor. En tanto la izquierda que no pudo filtrarse en los vericuetos de la partidocracia, trata de explotar las angustias populares auténticas haciéndose fuerte con los débiles y a su costa. •