viernes, 30 de enero de 2015

JORGE BERGOGLIO LIDER DE LA IGLESIA DEL VATICANO SEGUNDO, RECIBE EN SU VATICUEVA A DIEGO - LA CUCA-



JORGE BERGOGLIO LIDER DE LA IGLESIA DEL VATICANO SEGUNDO, RECIBE EN SU VATICUEVA A DIEGO - LA CUCA-

Diego, y su novia, en Roma
"Dios quiere a todos sus hijos, estén como estén, y tú eres hijo de Dios y por eso la Iglesia te quiere y te acepta como eres". Son palabras del Papa Francisco, cuando telefoneó en persona a Diego Neria Lejárraga, un transexual español de 48 años, católico y practicante, para citarle a él y a su novia Macarena a un encuentro privado en el Vaticano el pasado sábado. "¡Claro que eres hijo de la Iglesia!".
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Durante años, Diego (antes Cuca) había sufrido en lo más hondo de su corazón la desazón de no ser aceptado por parte de la Iglesia, o al menos "por la parte más conservadora", en su ciudad natal,Plasencia (Cáceres).

Había tomado la firme decisión de operarse y cambiarse de sexo muchos años atrás ("Siempre me sentí hombre, desde bien pequeño"), pero entró en quirófano un año después de morir su madre para evitar el sufrimiento familiar en una ciudad pequeña (unos 40.000 habitantes).

Fue hace ocho años. Entonces sufrió la transformación total física y comenzó también a tener algunas novias en el pueblo. Auxiliar administrativo, a Diego siempre le ha gustado el mundo de la música y el teatro. Y hace unos meses, viendo al nuevo Papa, decidió escribirle una conmovedora carta, donde relataba su caso, con ejemplos cotidianos de cómo se sentía muchas veces rechazado, de las falsas miradas, de las críticas...

Un impulso le llevó a descolgar el teléfono móvil cuando apareció una llamada oculta el 20 de diciembre. Él estaba en en Sevilla (donde vive su prometida) y entró en un comercio para evitar el ruido y escuchar mejor la llamada. "Soy el Santo Padre", escuchó al otro lado del aparato. Era la segunda vez que el Papa se ponía en contacto con él.

Semanas antes, le había llamado en persona para interesarse por su caso. Era el 8 de diciembre, Festividad de la Inmaculada. Fue una charla breve, donde le aseguró que le volvería a llamar para cerrar definitivamente la fecha del viaje. "¿Os vendrá mejor en fin de semana, verdad?", le preguntó el Papa a Diego. "Cuando usted quiera", respondió.

El Papa insistió en que el encuentro privado se desarrollara un sábado "porque durante la semana estaréis trabajando; espera un momento que vea mi agenda y ya lo cerramos". "Tengo un hueco el día 24 de enero a las cinco de la tarde. ¿Podéis venir?".

"Pero ¿adónde vamos? ¿Por quién preguntamos? ¿Cómo lo hacemos?", le preguntó, aún atónito Diego. Al otro lado del teléfono, se escucha: "Por el dinero, no os preocupéis. Si no tenéis, cuando vengáis acá yo os tengo preparado un sobre para los gastos, así que eso no es problema. Ya sabéis que yo ya vivo junto a otros sacerdotes en la residencia de Santa Marta. Vosotros llegad allí y decirle a los guardias suizos que venís a ver al Papa, y ya está".

No sería luego tan fácil. Hubo llamadas cruzadas del Nuncio al Obispado de Plasencia durante las siguientes semanas para preparar el viaje, incluidos los gastos del viaje a cargo del obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro, que ha apoyado la causa de Diego y su pareja, enfermera.

"De la reunión no voy a contar nada, es un secreto entre nosotros que jamás voy a desvelar", aseguró ayer Diego a EL MUNDO. Eso sí, estaba muy satisfecho del encuentro: "Es una experiencia única".

Sobre su condición de creyente, católico y practicante, aclara: "No es que estuviera enfadado con la Iglesia antes, pero hubo actitudes durante mucho tiempo que no me gustaron. Pero no de todos, porque el obispo se ha portado siempre muy bien conmigo, me ha apoyado mucho en él, pero lo he pasado muy mal en ocasiones. Esto es un pueblo pequeño y, además, yo me movía en círculos muy conservadores, que de frente no me decían nada, pero por la espalda me criticaban. No aceptaban mi situación en una historia que lleva siempre a los prejuicios y al morbo, y a mí eso me ha hecho mucho daño".

"No es cierto que la transexualidad sea una cosa normal en España, que estemos como en Europa. Eso no es así, es un tema que no está aún aceptado, aunque ojalá que mi caso, que ahora ha visto la luz, sirva para que lo que yo he pasado no lo pasen otras personas que están en mi situación", añade.



Visto en: http://www.elmundo.es/